Por sus deambulares, sus dormires y los malos despertares de sus otros. Por su convicción en lo que hace y por sus silencios que, aunque a veces irriten, valoro en su justa medida; aunque no sepa cual es.
¿Dormir?... ¡sí!, pero después -o antes- bañarse. Eivissa. 2011.
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La Ley, en su magnífica ecuanimidad prohibe, tanto al rico como al pobre,
dormir bajo los puentes, mendigar por las calles y robar pan.
Anatole France