miércoles, 13 de octubre de 2010

Bichos.

¡Caracoles!

La sinfonía del caracol blanco. Onda. 2001
Copyright © Pepe Broch / All rights reserved


Esta "vaqueta" tiene -como tó quisqui- su pequeñita historia, llevaba más de cuatro meses metida en un tarro de cristal cerrado herméticamente.

Por su cara bonita, fue guardada allí para que su esbelto caparazón posase como modelo, del futuro diseño del logotipo del restaurante que llevaba su nombre -El Caracol Blanco- y que servía exquisitamente cientos de estos gasterópodes cada día.

Después de tomarle unas cuantas fotos por sus lados más diversos, ¡sorpresa!, resucitada probablemente por el calor de los focos, comenzó a enseñarme sus hermosas carnes y hostentosas cornamentas.

Resultó ser como el gitano Antón, que no estaba muerto no no, estaba tomando cañas leré lereeé....

Por tan prolongada retención de movimientos, no me extrañó que comenzara a liberar adrenalina como una descosida, danzando arriba y abajo, con intentos frustrados de iniciar incluso el vuelo.

Se agitaba con tal violencia que me llegué a amedrentar. Lejos de enamorarme con tan suculenta carne, opté por devolverla rápidamente a su dueño -Miguel Ángel- que la recibió con la misma geta de sorpresa que puse yo durante la batalla.

Devolución formalizada, no sin haberle tomado antes, eso sí, cerca de cien fotografías como testimonio de tan portentosa vitalidad.

Estas imágenes fueron tomadas con una modernísima cámara digital Fuji MX-700 de 1998, con un potente sensor de 1,5 megas.
Eran ya tiempos modernos.

  

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